viernes, 19 de junio de 2020

DESCUBRE LA NOVELA GRÁFICA EN LA BIBLIOTECA


El llamado cómic ha estado siempre relacionado con la literatura infantil y juvenil y un tramo de edad concreto que llegada la adolescencia se abandonaba.

A los tebeos tradicionales ( referencia a la célebre revista infantil y juvenil TBO) se les comienzan a sumar otros productos con estilos diversos, como las historias gráficas o el manga con lo que empezamos a encontrar ya a toda una generación de lectores que continúa leyendo cómics después de dejar atrás la adolescencia.

Va a ser Will Eisner, influyente historietista estadounidense, creador del famoso personaje The Spirit (1941) quien populariza y acuña el término novela gráfica, definida por Jesús Castillejo como término que se usa para definir un nuevo tipo de historieta dirigida a un público maduro, que posee un formato de libro, pertenece generalmente a un único autor, relata una historia prolongada y posee una elevada aspiración literaria. 

Will Eisner en 1941 pronunció unas palabras que pondrían los cimientos a lo que sería una nueva forma de expresión narrativa, "“Vivimos una época muy gráfica y visual, y la gente ya no está dispuesta como antes a dedicar tiempo a la lectura de textos largos”, predijo lo que pasaría casi cuatro décadas después, la creación de su libro Contrato con Dios (1978) con el que se acuña el término de novela gráfica.

 El primer boom de la novela gráfica se produce  con Batman y la obra de Art Spiegelman en 1980.





Es la biografía de Vladek Spiegelman, un judío polaco superviviente de los campos de exterminio nazis, contada a través de su hijo Art, dibujante de cómics.







Le seguirán The Dark Knight Returns de Frank Miller, publicada en 1986 y Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons.

 A finales de la década de los noventa y a principios del nuevo siglo, se produce un segundo boom, avalado por obras de los nuevos autores norteamericanos como Chris Ware, Daniel Clowes, Seth o Craig Thompson. 

En el año 2000 Marjane Satrapi, publica Persépolis.



Autobiografía de Marjane Satrapi, una mujer iraní nacida en Teherán en 1969 en el seno de una familia progresista. Pero, además del retrato de la vida de la autora, también es el reflejo de la revolución iraní de 1979 que dio lugar a un gobierno islámico y de cómo lo vivieron las familias del país.

Destacan obras suizas como Píldoras Azules de Frederik Peeters, publicada en el año 2001.



Con ilustraciones en blanco y negro, Frederik nos describe una historia de amor envuelta en el VIH-SIDA. Una de las realidades más complejas de nuestro tiempo, sin caer en sentimentalismos ni en la autocompasión.





En el año 2003 el canadiense Guy Delisle publica novelas gráficas sobre sus viajes y largas estancias en el extranjero. 




El aspecto más singular de la obra de Delisle es que la temática de sus obras se centra en su mirada personal sobre los países que visita.


 

La novela gráfica va a permitir a su autor abordar todo tipo de temas además de tener cabida todos los géneros desde la ciencia ficción, género romántico e incluso la adaptación de novelas clásicas o contemporáneas.




Además de ser un instrumento para la reivindicación, compartir experiencias o asimilar enfermedades que están vigentes en nuestro día a día.



        
Relata la vida de un enfermo de alzheimer en una residencia geriátrica. Una obra que no cae en la lágrima fácil, sino que desvela una realidad y se centra en la problemática con el firme objetivo de hacer reflexionar al lector. Presentada en 2007, cosechó un gran éxito y fue galardonada con el Premio Nacional del Cómic de 2008





Y para finalizar os invito a que descubráis este nuevo género literario. Cada una de las obras reseñadas están disponibles en la Biblioteca para su disfrute.

Decía Pablo Turnes en un artículo titulado: La novela gráfica: innovación narrativa como forma de intervención sobre lo real que :

" La historieta tiene la particularidad de exigir de su lector la constante (re)construcción de símbolos y significados para el mantenimiento de la coherencia narrativa. Es aquí donde se hace 
más fuerte la unicidad de la lectura gráfica: el estilo es la capacidad misma de romper con la práctica de una lectura tradicional, otorgándonos la posibilidad de ir y volver sobre el papel, a veces incluso dentro de la misma página. La posibilidad de revisitar el objeto potencia y multiplica los posibles significados, y con ello se facilita la progresiva capacidad crítica del lector "

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