martes, 27 de febrero de 2018

1ª LECTURA COMPARTIDA DEL AÑO 2018



Una novela publicada en el año 2007 que quedó finalista del Premio Salambó y del Premio Nacional de la Crítica. Fue incluida por varias revistas literarias entre los mejores libros publicados ese año.

Con esta aclamada obra descubrimos a este escritor asturiano que nos cuenta la historia de Kurt Crüwell, un joven sastre alemán que tras el estallido de la II Guerra Mundial, es alistado en el ejercito nazi, ascendiendo a Cabo y dejando atrás a una familia y una novia judía. Lo vivido en esa contienda, con la entrada de las tropas alemanas en Francia, le llegará a marcar durante toda su vida. Pero a pesar de este argumento, la ofensa va más allá de ser una novela bélica, es un libro de reflexiones, que intriga al lector desde la primera página. Para lograr este objetivo utiliza capítulos cortos que van a permitir darle dinamismo a la obra, aunque esta agilidad narrativa decrece hacia la mitad de la novela dándole un aire un poco más lento y un final desconcertante. 

Son muchos los autores que afirman que Ricardo Menéndez Salmón imprime tal potencia a lo narrado que hace dudar al lector sobre si los personajes que inventa en sus historias son ficticios o existieron en realidad. Un autor que sin duda es un maestro de la narración por la forma de escoger las palabras y el encuadre de las mismas, además de la utilización de los silencios. Decía Hemingway en su teoría del iceberg que lo importante en un relato no es lo que se dice sino lo que se intuye y algo así le pasa a La Ofensa que va a pedir en todo momento la interpretación del lector.

El mismo autor de esta novela  se ha definido como un narrador que cree en la fuerza de los silencios y en la importancia de lo que no se dice y admite el talento de aquellos maestros que en un párrafo son capaces de cincelar un personaje o una época.

Como hemos comentado antes esta obra está llena de reflexiones, silencios y muy pocos diálogos, pero algunos de una gran belleza, como este fragmento que destaco:

Procura mantenerte siempre en la retaguardia -comenzó diciendo Joachim Crüwell-. Recuerda que únicamente eres un sastre, no un soldado.

En virtud de lo cual, Kurt constató que su padre no sólo era un hombre prudente, sino un alma previsora.

-Creo que de todo esto no va a salir nada bueno- concluyó diciendo Joachim Crüwell mientras mordía su pipa con furia y ahogaba la mirada en la jarra de cerveza.

En virtud de lo cual, Kurt comprendió que, además de persona prudente y previsora, su padre tenía miedo.

Toda esta sucesión de acontecimientos se resumen en una novela de algo más de 100 páginas, mostrándonos así, Ricardo Menéndez Salmón, que la extensión no es lo que le da calidad a una obra literaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario