viernes, 5 de marzo de 2021

LA PROSA POÉTICA DE PLATERO Y YO PROTAGONIZA EL MES DE FEBRERO EN EL CLUB DE LECTURA

 



Todavía recuerdo las caras de extrañeza de los miembros del Club de lectura de la Biblioteca al proponer la lectura de este libro y es que siempre hemos asociado el libro  de Platero y yo como una lectura para niños y nada más lejos de la realidad.

Sí es cierto que cuando Juan Ramón Jiménez comienza a escribir este libro en 1906 y  próxima su culminación en 1914, Francisco Acebal director de la editorial La Lectura le pide una selección de capítulos para su Biblioteca Juventud y no crea un libro para niños sino como diría el propio autor "escogido para niños" ordenándolo en tres partes:

Primer Platero
Platero mayor
Último Platero

El impulso inicial del éxito de Platero se lo dio Francisco Giner de los Ríos, director de la Institución Libre de Enseñanza a quién le dedica en el segundo apéndice del libro un capítulo titulado La muerte de Platero.

Tras la edición de 1914 aparecerá una segunda edición definitiva con 138 capítulos publicada en 1917 por la editorial Calleja.

Durante toda la historia se narra la relación del burro Platero con su amo, así como con otros personajes que se encuentran participes.

Platero es un burro pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

 El alma del poeta penetra de tal forma en la figura de Platero q no es difícil entender q son dos personas distintos y sin embargo vemos q Platero no es otro q el poeta mismo. 

El principal protagonista es Platero, un interlocutor silencioso que el autor necesita para poder expresar sus ideas y sus sentimientos, pero Platero no existiría sin el "yo" que lo acompaña, porque quien se esconde detrás de esa primera persona es sin duda la figura del autor, Juan Ramón Jiménez, autoretratándose en capítulos como El loco.

" Vestido de luto, con mi barba nazarena y mi breve sombrero negro, debo cobrar un extraño aspecto cabalgando en la blandura gris de Platero"

Como diría Antonio A. Gómez Yebra en la edición de Castalia didáctica " Platero y yo son dos caras de una misma moneda, que son en cierto modo " almas gemelas " , "almas incompletas " ; uno y otro personifican la humana  aspiración de vencer a la soledad; uno y otro verifican la necesidad de ser escuchado.

En las continuas referencias a Platero el autor nos las dibuja a través de un proceso educativo que comienza en su primera infancia para pasar sucesivamente por un estudio de niño-escolarizado, un siguiente de muchacho galante, otro de hombre-mujer, un periodo de sabio-adulto y una fase espiritual.

Otro de los personajes que merecen ser destacados en la obra es la figura de los niños. Aquí podemos hacer una clara distinción entre aquellos que pertenecer al pasado del poeta ( sus sobrinas ) y los que pertenecen al presente histórico en que se escribe. Platero se va a relacionar con ellos convirtiéndose a veces en uno más, asumiendo sus juegos y llevando a cabo acrobacias como palmadas y cabriolas reservadas más a los seres humanos.

También un conjunto muy numeroso de animales encuentran cabida en las páginas de este libro ( el loro, la mariposa, la tortuga, el gorrión... ) a parte del propio burrito que se codea en igualdad con los niños, el autor va a aprovechar la aparición de éstos para denunciar el maltrato animal.

De la pluralidad de elementos que componen esta obra, uno de los principales es su eminente inspiración andaluza tanto en el paisaje como en las costumbres de nuestra tierra. Va a ser el pueblo de Moguer quien da inspiración al poeta para completar su obra. Desde allí nos proyecta hacia su entorno más próximo : Palos, las minas de Rio Tinto, Huelva, Niebla, la costa de Cádiz e incluso hace una alusión a un pueblo cercano Lucena.

Opinan los estudiosos de la obra de Juan Ramón Jiménez que no se hubiera producido esta obra sin una actitud peculiar del autor hacia la sociedad moguereña y andaluza de aquella época. Recordamos que esta obra fue creada durante la retirada del escritor a su pueblo natal Moguer, para recuperarse de la muerte de su padre en 1900 y de su sobrina Pepa," la niña chica " en 1912 a la que le dedica varios capítulos a lo largo de la obra.

La Muerte es una de las constantes obsesiones de Juan Ramón en toda su creación literaria y en este libro, e incluso en la edición escogida para niños, pues el autor afirma " la muerte es algo inherente al ser humano, a los seres vivos en general, y no se debe ocultar a los niños"

La afición a la pintura de Juan Ramón Jiménez va a marcar la composición de Platero y yo pues los capítulos no tienen sucesión entre uno y otro y se podría leer como una sucesión de cuadros y no como una narración novelada, permitiendo leerlo sin el orden expuesto. 

 El cambio de escenarios es constante, los tonos varían en capítulos que tienen una ausencia del color y otros con gran  variedad cromática que aprovecha para cambiar de estación. Si  analizamos el simbolismo cromático de la obra podemos apreciar que:

  • El blanco acentúa la sensación de frio y lo relaciona con la muerte y la locura 
  • El negro con la suciedad, la congoja y la destrucción
  • El gris con la vejez y las cosas borrosas e insignificantes 
  • El rojo con la vitalidad y la fuerza
  • El rosa con la ternura
  • El amarillo pone el tono elegíaco a los días otoñales
  • El verde la frescura y la ilusión de un futuro
  • El azul representa al verano y la calidez
Leer Platero nos ha supuesto entender y valorar la prosa poética del escritor para trasladarnos a la Andalucía de primeros del siglo XX además de  disfrutar de la Naturaleza, el amor hacia los animales y apreciar la atención cariñosa que se le da al campesino, artesano o al marinero frente a otros colectivos donde el autor proyecta su crítica social como el maestro, el cura o el alcalde.






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