viernes, 14 de agosto de 2020

GABRIELA, CLAVO Y CANELA LECTURA COMPARTIDA DEL MES DE JULIO

 



Esta novela escrita en 1958 es un canto a la libertad y a los derechos de la mujer. Impregnada de los olores y sabores que completan el título, porque la comida está presente en todas las obras de Jorge Amado. Este escritor da vida a una pequeña ciudad al noreste de Brasil, Ilhéus , por cuyas calles podemos pasear y recrear esta novela.





Un retrato costumbrista ambientado en los años 20, cuando Ilhéus inicia un auge económico con la llegada del ferrocarril , la prosperidad del cultivo del cacao y la  apertura del puerto a los grandes navíos. En esos años se construyeron lujosas villas y palacetes, teatros, una catedral neoclásica, se abrieron legendarios cabarets y casas de juego junto al puerto, y se diseñaron plazas con aires parisinos y estatuas de mármol. Todo entremezclado con una verde exuberancia tropical frente al mar.

Los dueños de las plantaciones de cacao son los "Coroneles" que en la novela los vemos reflejados con nombres como el de Ramiro Bastos, Jesuino Mendoza, Manuel dos Onzas....se suman a personajes como el dentista Osmundo,   el librero Juan Fulgencio , el abogado Ezequiel Prado, el donjuán Tonico Bastos, Nacib Saab, árabe dueño del bar Vesubio, o el exportador de cacao, Mundinho Falcáo  que con sus innovadoras ideas hace despertar a Ilhéus de la manipulación de los coroneles sacando la cara más corrupta, ambiciosa e insensible de la sociedad. 

En esta amalgama de personajes masculinos encontramos a Gabriela, una joven que llega desde la miseria profunda del campo buscando trabajo como empleada doméstica. Ella y el sirio Nacib van a protagonizar una historia de amor que unida a otros personajes femeninos como  las solteronas hermanas Reis, Malvina,joven estudiante rica y rebelde, quiere romper con las costumbres conservadoras o Gloria amancebada de Coriolano nos van a hacer reflexionar sobre el papel de la mujer en la vida social.

Una lectura que nos ha gustado pero que está saturada de personajes y de historias, aunque en la época en que está escrita la novela, 1958, Jorge Amado se adelanta a su tiempo reivindicando derechos de la mujer.  Los roles tanto masculinos como femeninos cruzan toda la obra. Aparecen tres reflejos de mujer: la soltera o casada, sumisa y decente, la amancebada o la ramera, donde ninguna de ellas tendrá las mismos derechos que el hombre. A ellos se les permiten mantener concubinas públicamente o frecuentar burdeles y cabaret en busca de aventuras sexuales. 

Gabriela personifica las transformaciones de una sociedad patriarcal, arcaica y autoritaria, afectada por los vientos de renovación cultural, política y económica.  Se ha convertido en un símbolo de la desigualdad en la que vivían las mujeres, las cuales según la constitución brasileña, no fueron consideradas en condición de igualdad con los hombres, hasta 1988. También otra de las protagonistas de la novela,  nos muestra este lado opresivo de la sociedad.

" Malvina odiaba aquella tierra, la ciudad llena de murmuraciones, de los dimos y diretes. Odiaba aquella vida y contra ella pensaba luchar. Comenzó a leer, encaminada por Juan Fulgencio, que le recomendaba libros. Descubrió otro mundo más allá de Ilhéus, donde la vida era bella y la mujer no era esclava "

Con esta novela descubrimos en el Club de lectura al escritor brasileño Jorge Amado ( Itabuna, Brasil 1912- Salvador de Bahía 2001 ) , gran amigo de Neruda y autor consagrado en su país. Muy fiel a sus ideas políticas que marcaron gran parte de la primera etapa de su trayectoria literaria.  La causa de su militancia en el partido comunista, provocó el exilio, viviendo en países como Argentina, Uruguay, Francia y Checoslovaquia hasta la vuelta definitiva, en 1955,  a su país de origen, inspirador todas sus novelas. Según palabras del autor ser militante comunista le daba la certeza de que podía servir mejor al pueblo en su lucha por cambiar una sociedad injusta por una sociedad más fuerte en libertad. Después entendió que no era así que el Partido Comunista no era esa entidad ideal que había imaginado y que la sociedad comunista no era esa sociedad perfecta que él creía que era. Aunque fiel a sus ideas irrumpe a finales de los años cincuenta con un estilo más recovado donde pone de relieve el mundo de las mujeres con novelas como esta, a la que le seguiría Doña flor y sus dos maridos,  Teresa Batista cansada de guerra y Tieta de Agreste.  En todas ellas ratifica la profunda admiración que siente por las mujeres que se atreven a cuestionar el mundo de dominación machista y que en sus páginas, al menos, consiguen doblegarlos.

Parte de los escenarios que aparecen en la novela existieron y aún están allí. Hay todo un barrio dedicado al escritor donde destacan el bar Vesúvio que sigue sirviendo la comida del “árabe Nacib”, pareja de la protagonista. El bar fue abierto en 1919 por los napolitanos Nicolau Caprichio y Vicente Queverini, pero después pasó a manos de un portugués casado con una hermosa mulata de anchas caderas llamada Felipa, quien se supone habría sido en la vida real la dulce Gabriela. En una de las mesas al aire libre del Vesuvio se sienta el mismísimo Jorge Amado convertido en estatua.



Al igual que el burdel Bataclan, hoy transformado  en un espacio cultural, con un café, un recinto expositivo y una réplica de la sala de Maria Machadão , regente del prostíbulo en la novela.





La casona de la familia Amado, también se encuentra en las inmediaciones. Construida por el padre del novelista en 1926. La familia del coronel Joao Amado comenzó la década de los años 20 en bancarrota, hasta que la fortuna le llegó de la mano de un billete de lotería y compraron esa hermosa casona de dos pisos decorada con madera de jacarandá y mármol de Carrara. Aquí vivirá Jorge Amado hasta los 16 años, donde comenzaría a componer su primera novela El país del carnaval, en 1931. Hoy es un Centro Cultura, un museo que ofrece al visitante el acceso a libros, fotografías, esculturas, vestimentas y curiosidades sobre la cultura y educación del escritor.





Seguramente desde la ventana de la segunda planta, el joven Amado espiaba a los personajes de esa época efervescente y adinerada del cacao, que le daban inspiración a sus historias.

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