viernes, 10 de julio de 2020

LITERATURA DE VIAJES




Desde tiempos inmemoriales el afán de aventuras y la curiosidad por descubrir otras geografías al igual que otras culturas, han creado la necesidad en el ser humano de desplazarse. Y ante la necesidad de contar estas experiencias que suscitan estos desplazamientos geográficos surge la denominada "Literatura de viajes" considerada para algunos autores como un género literario donde las obras recogen acontecimientos, descripciones, peripecias, sentimientos, reflexiones, y las voces de un viaje realizado por un narrador, que puede o no coincidir con el autor real del viaje emprendido, dándole la forma de novela, carta o diario. No incluimos dentro de este género a las guías turísticas  que como reseña Regales Serna (1983) "no narran viajes solo se refieren a ellos" 


Os invitamos a hacer un recorrido por la literatura de viajes a través de los libros que puedes encontrar en nuestra biblioteca. 

Comenzamos por los orígenes. Aunque no hay referencias como tal es muy probable que la primera historia en la que se aborda el tema del viaje sea La epopeya de Gilgamesh. 



Es una narración sumeria en verso. Está escrita en una serie de tablillas datadas hacia el año 2700 a. de C., algunas de las cuales se encuentran en el Museo Británico, que no fueron traducidas hasta 1872 cuando la escritura cuneiforme fue descifrada por el académico George Smith. 

Narra las peripecias del rey Gilgameshi. Los habitantes de la ciudad de Uruk se quejan a los dioses de la aptitud déspota y lujuriosa de su rey y atendiendo a su queja crean a Enkidui, hombre dedicado a enfrentarse a él. Cuando ambos emprenden el combate en vez de darse muerte se hacen amigos emprendiendo juntos peligrosas aventuras. En la tercera tablilla es donde se hace referencia al viaje por primera vez, una aventura por el bosque con la idea de matar al monstruo que lo vigila.

Aunque el primer libro de viajes conocido en Occidente fue la Odisea de Homero.


En cuatro de los veinticuatro poemas que componen la obra, se cuentan las andanzas de Ulises desde su salida de Troya hasta su regreso a Ítaca, narradas en primera persona por el protagonista. La historia comienza con el viaje de Telémaco en busca de su padre. En el quinto aparece Ulises, en la isla de Calipso, desde la que se lanza al mar para llegar a Feacia, para relatar sus aventuras anteriores. Y posteriormente, ayudado por los feacios llega a Ítaca donde pone fin a su viaje.

Con la caída del Imperio Romano empezó una nueva etapa en la historia que trajo nuevas aventuras y mundos por descubrir.  Fue entonces cuando surgieron las peregrinaciones y con ellas un nuevo modo de viajar. Se abrieron nuevos caminos que conducían a reliquias dispersas por el mundo.  De este modo, “el viaje adquiere una impronta religiosa y espiritual, donde el hombre se encuentra en una constante búsqueda de su existencia” (Castro Hernández, 2013). En la literatura medieval europea encontramos





Cuenta la historia que Tristán era el hijo del rey de Lyoness, y de Blancaflor, hermana del rey Marco en Cornualles (Gran Bretaña, a unos 400 km de Londres). Isolda, por su parte, era la hija del rey de Irlanda. Ambos condados –Irlanda y Cornualles– estaban unidos por un tratado que estipulaba que Cornualles estaba obligado a dar a Irlanda 600 jóvenes cada año. Sin embargo, el rey de Irlanda aceptó que esta obligación no se cumpliese si un campeón vencía en combate a su cuñado, Morholt.

Tristán aceptó el reto y venció a Morholt. Volvió a Cornualles, y al cabo del tiempo Marco decidió casarse con Isolda. Ordenó a Tristán que fuese a buscarla, y es aquí donde comienza el viaje en barco, de vuelta ambos, sin querer, bebieron una poción que les hico enamorarse el uno del otro incontroladamente.
Es el único poema altomedieval sobre los amores entre este héroe y la reina Isolda que ha sobrevivido completo hasta nuestros días. 

En 1271, el joven Marco Polo partió de su Venecia natal para acompañar a su padre y a su tío en un fabuloso viaje a través de Asia, hasta la corte de Kublai Kan en China. A su vuelta relató sus experiencias en una obra mítica, el Libro de las maravillas del mundo.





Relata veinticuatro años de travesías y descubrimientos por territorios muy alejados de su Venecia natal, entre 1271 y 1295. Acompañado por su padre y su tío, Marco Polo vivirá y trabajará diecisiete años al servicio del gran emperador mongol Kublai Kan.

En este largo, complicado, nebuloso y casi mágico trayecto hacia territorios completamente desconocidos para la mayoría de sus contemporáneos, Marco Polo nos proporciona un caudal inconmensurable de datos sobre los países y los paisajes que atraviesa, así como sobre la gente que trata y conoce, sus historias, costumbres, cultos, cultivos, joyas, tejidos, caminos, comidas y animales. Algunas veces se expresa con un lenguaje de inventario y con aburridas fórmulas estereotipadas, pero muchas otras nos relata lo que ve con un estilo vivo, ágil y ameno con el fin de maravillar a su público y dejarlo boquiabierto.

De esta experiencia de Marco Polo, se ha escrito una novela donde William Dalrymple relata como fue su viaje en 1986, cuando contaba con 18 años, por el camino que siguió el célebre mercader.




William Dalrymple, decidió viajar a Xanadú, las ruinas del palacio Kublai Kan en la estepa de Mongolia.Este libro relata la búsqueda del palacio, a través de Asia.

 Los viajes  y vivencias de Marco Polo sirvieron de inspiración a posteriores navegantes como Cristóbal Colón el cual viajó proporcionando nuevos descubrimientos Su periplo acabó siendo publicado en Diarios: Relaciones de viaje de Cristóbal Colón. 




El diario de a bordo de Colón desapareció en el transcurso del siglo XVI sin volver a luz. A su regreso a España, Colón entrega su diario a los reyes. Fernando de Aragón, consciente de la importancia del documento, inmediatamente encomienda a dos escribas una copia. A la muerte del Almirante, la "copia a dos manos" pasa a manos de su hijo Diego y, veinte años después, llega a las de su medio hermano, Hernando. Poco tiempo después, la copia real desaparece para siempre.

Conocemos esta versión del viaje por el compendio hecho por Fray Bartolomé de las Casas . Este libro reúne los cuatro viajes realizados por Cristóbal Colón escritos desde 1451 hasta 1506.

Años después, Magallanes y Elcano, emprendieron diferentes expediciones. En ambas de estas, participó el italiano Antonio Pigafetta, el cual escribió un diario donde relató día a día el viaje. Aunque el diario original se perdió con el paso de los años, Pigafetta escribió posteriormente una narración del periplo publicada bajo el titulo La primera vuelta al mundo. De esta primera vuelta al mundo conservamos en la biblioteca una pequeña edición novelada que cuenta las hazañas del viaje hasta la conquista de las islas Maluca y la pugna entre Portugal y España por las mismas.



La época de la Ilustración también supuso un cambio en la forma de entender el viaje, cuyos motivos se volvieron más complejos. Conforme con el nuevo espíritu, cualquier desplazamiento debería caracterizarse por su valor educativo. En primer lugar, cabe mencionar las expediciones científicas en las cuales el conocimiento y la investigación eran el motivo del viaje y el objetivo en sí mismo
A mediados del siglo XVII nació el Gran Tour en Europa y con él los itinerarios que formaban parte de la educación de los aristócratas de la época. Su objetivo era visitar las grandes e históricas ciudades.  Ello dio paso a “la concepción del viaje […] como una fuente de conocimiento” (Karolina Zygmunt, 2013:). 

Las aventuras de los europeos en alta mar siguieron dando pie a la publicación de nuevas obras. En el ámbito español, Domingo Badía, conocido con el seudónimo de Alí Bey fue enviado, en 1803, a una expedición por el norte de África financiada por Manuel Godoy. 




Explorador, aventurero y agente de la corona española, según la leyenda Domingo Badía Leblich, más conocido como Alí Bey, recorrió todo el norte de África haciéndose pasar por un príncipe musulmán y fue el primer europeo en visitar y describir La Meca. Su singular peripecia, relatada con rigurosa atención al detalle y abundantes pinceladas de humor, alcanzó enorme éxito al publicarse en 1814, pero había sido deformada por motivos políticos y por la fantasía de sus contemporáneos. Salvador Barberá, autor de la presente edición, sigue paso a paso el itinerario de Alí Bey, examinando sobre el terreno la exactitud de sus observaciones, y ofrece una versión rigurosa y contrastada de su fascinante aventura.

Famosos escritores del siglo XIX como Alexandre Dumas, también fue un ávido viajero. En este libro  narra de forma epistolar sus andanzas por España en 1846.


 
 El género de viaje ha experimentado una evolución. Las obras actuales no guardan mucho parecido con los diarios de navegación o los primeros informes de viajeros científicos.

Algo que hay que tener en cuenta es que no es lo mismo ser turista que ser viajero. “El turista es una especie nueva, el viajero es tan antiguo como la conciencia humana” (Soldarriaga Roa, 2011: 16). El que escribirá sus vivencias al regresar a su hogar será el viajero que ha estado dando vueltas por el mundo. El turista se apresura a volver, a regresar a la rutina de la que había desconectado durante un tiempo. El autor del libro de viajes La mirada del viajero (Anexo 5) dijo en su libro: “no es la forma, sino la actitud, la que distingue al turista del viajero” (Latorre, 2017: 112).

 En la era de la información y tecnología omnipresente, el escritor no se ve obligado a describir detalladamente el paisaje como si fuera una fotografía. Lo realmente importante no es qué ve el viajero sino cómo lo ve. (Rubio, 2006: 247).  Periodistas y escritores escriben sus propios libros de viajes. Así encontramos, en el ámbito español, a Javier Reverte el cual ha escrito numerosos libros sobre diferentes países.





Con este libro Javier Reverte vuelve a penetrar en los territorios que tanto le fascinan, cerrando así la trilogía iniciada con El sueño de África y Vagabundo en África. Pertrechado con su inquebrantable espíritu viajero y con su curiosidad inagotable, este explorador inquieto redescubre las leyendas de Etiopía, se adentra en las soledades de Sudán y finalmente alcanza Egipto, desvelándonos los sueños y esplendores perdidos de tres países enigmáticos, su historia milenaria y las encrucijadas que sesgan su presente. Un cúmulo de experiencias impagables, colmadas de contratiempos y de maravillosos encuentros humanos, nos invita una vez más a compartir la pasión que el continente africano suscita en el autor.

Ryszard Kapuscinski también publicó una serie de obras que describen, con su personal estilo, la vida de los habitantes de países del llamado tercer mundo. El reportero polaco, fallecido en 2007, cubrió buena parte de los conflictos bélicos de la segunda mitad del siglo XX.


En Ébano (2003), una de sus obras más famosas, el periodista narra las experiencias vividas a lo largo de más de treinta años como corresponsal de África, periodo que coincide con la descolonización del continente. 

Muchas veces, los viajes reales tienen tanto de sorprendentes que sirven de inspiración a novelistas como Josep Conrad que escribió esta novela basada en su experiencia en el Congo.


Este clásico, publicado en 1902, habla de la lucha del hombre contra los elementos naturales, si bien ha servido y sirve para criticar la amarga historia de un pueblo sometido a los excesos y privilegios de la colonización.

Hay novelas que nos invitan a vivir, viajar, experimentar y estar en constante movimiento.



En esta novela se narran los viajes enloquecidos, a bordo de Cadillacs prestados y Dodges desvencijados, de Dean Moriarty, el mítico hipster, el héroe de todos los beatniks, «un demente, un ángel, un pordiosero» y el narrador Sal Paradise, recorriendo el continente, de Nueva York a Nueva Orleans, Ciudad de México, San Francisco, Chicago y regreso a Nueva York.

Otro maestro de la literatura de viajes es Paul Theroux que rompe los tópicos de la India como remanso de paz espiritual con esta obra.



Tres  novelas cortas cargadas de tensión y sexo, pero también de belleza y reflexión, donde un matrimonio de norteamericanos ricos ve cómo el deseo por lo desconocido y exótico puede lindar con la pesadilla. La Puerta de la India muestra de qué desconcertantes modos un simple intercambio de escenarios profesionales entre un abogado de Boston y uno de Bombay es capaz de alterar los principios y la moral de una persona. En el dios elefante queda expuesta la dificultad de reconciliar tradición y modernidad, así como los peligros de adoptar actitudes paternalistas o de intentar vivir en dos culturas al mismo tiempo.

El mundo del cómic y del libro ilustrado tampoco se ha quedado al margen de esta literatura de viajes. Está claro que el poder evocador de las imágenes es muy adecuado para contar viajes, describir lugares, gentes...


Guy Delisle, es un autor canadiense que destaca por contar historias cotidianas, basadas en sus experiencias. Su pareja trabaja para una importante ong, por lo que ha pasado largas temporadas en diferentes lugares del planeta. Birmania, Israel y China son algunos de los lugares donde se desarrollan sus historietas. 

Pyongyang está ambientado en Corea del Norte, es una visión realista de un país en el que la pesadilla de Orwell se ha convertido en realidad, pero todo ello tratado desde la rigurosidad del periodista, la perplejidad de un occidental y la ironía de un viajero curtido.



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