jueves, 5 de diciembre de 2019

EL GRAN GATSBY, LECTURA COMPARTIDA DEL MES DE NOVIEMBRE



Cuando Francis Scott Fitzgerald terminó de narrar en 1925 esta novela, en la Rivera francesa, le escribió a su editor: "He escrito la mejor novela del siglo XX de los Estados Unidos de América" y sin duda no se equivocó pues retrató como ningún otro la década de los años 20 estadounidenses, etapa posterior a la Primera Guerra Mundial.

Antes de pasar a contar lo que esta novela ha suscitado en el Club de lectura de la Biblioteca analicemos esa sociedad estadounidense caracterizada por :

  • El conservadurismo de raíz social, se plasmó en la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas, la famosa Ley Seca, pero también en una renovada versión del sueño americano. 
  • Crecimiento económico vertiginoso de la década, que permitió la posibilidad de que la clase media se enriqueciese a través de la bolsa. La cultura de la especulación bursátil y del consumo tendría un duro despertar en el otoño de 1929, pero mientras tanto, inundaba todo y se convirtió en el caldo de cultivo propicio para la corrupción política y el auge de la Mafia, que se aprovechó de la doble moral de la prohibición.
  • Política aislacionista: una mayoría política y social consideró que la conflictividad europea no les concernía frenando la entrada de inmigrantes, por el temor de las autoridades norteamericanas a una posible avalancha de inmigrantes europeos con ideas consideradas peligrosas y que huían de los problemas en el viejo continente.
  • Cambios sociales: como el rol de la mujer. Tras la Guerra, las mujeres se vieron obligadas a asumir labores que tradicionalmente ejercían los hombres, de esta manera, se introdujeron forzosa y rápidamente en el mercado laboral hasta entonces masculino. Las féminas optaron por abolir la rigidez del corsé, acortar extensiones de faldas y aflojar los patrones de vestidos. Lucir de modo masculino apareció entonces como la premisa de estilo. Nacieron entonces las flappers: anglicismo empleado para designar a la moderna mujer de los años 20, féminas más independientes que buscaban disfrutar de la vida sin importarles las reglas sociales ; bebían alcohol, fumaban, conducían y disfrutaban del sexo a ritmo de jazz y charleston todo, complementado con exceso de maquillaje un corte de pelo Bob cut y tacones altos de grosores precisos que facilitaban el movimiento al compás de la música de la época. Tras el crack de 1929 de la bolsa de Wall Street y la Gran Depresión el movimiento flapper comenzó a desaparecer.



A través de la voz Nick Carraway, vecino de Jay Gatsby, Francis Scott Fitzgerald nos narra la historia de este millonario hecho a sí mismo, que organiza fiestas en su fabulosa mansión de Long Island en el verano de 1922 para recuperar un amor de juventud, Daisy casada con el el brutal, racista e ignorante Tom Buchanan,.

El autor nos hace un retrato de Gatby como el arquetipo que estaba surgiendo por entonces en Estados Unidos: el individuo de clase baja y de escasa moral, que para triunfar utiliza cualquier medio a su alcance, en una época dominada por los excesos sociales, las grandes diferencias, el gansterismo y la corrupción política generalizada que acabó en la mayor crisis del capitalismo de todos los tiempos.

Pero El Gran Gatsby no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta: desde la perspectiva de Nick Carraway, un modesto agente de bolsa que nunca ha olvidado la recomendación de su padre :

" En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza: Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien –me dijo– ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas "

Todo el entramado de la novela se teje a modo de puzzle a través de Nick que con lo que él narra y el resto de protagonistas le dicen, nos desvela el misterio que envuelve a este millonario que por la noche divisa una luz verde al otro lado de la bahía con la que conecta con su amada Daisy. 

Fitzgerald tiene la técnica literaria de fijarse en los dos extremos de la sociedad, el de la gente bonita, rica, las mansiones, los criados fieles, el desenfreno de las noches de fiesta y también nos hace ver de forma más sutil otra parte de la sociedad más desfavorecida la del Valle de las Cenizas un vertedero industrial gris y desolado por la que hay que pasar cada vez que se viaja de West Eggs a Nueva York y donde viven otros de los protagonistas de la novela; el matrimonio George y Myrtle Wilson, amante de Tom Buchanan.

La novela a pesar de estar cargada de muchas fiestas en las que resuenan piezas concretas como 'Three O'Clock in the Morning', de Paul Whiteman, aquel blanco que se proclamaría inventor del jazz, 'The Sheik of Araby', del pianista y genial humorista Fats Waller o el clásico 'Beale Street Blues', de Chris Barber está cargada de símbolos como los ojos del Dr. T. J. Eckleburg, un viejo anuncio publicitario de un médico oftalmólogo, que aparece en los momentos en los que los personajes tienen una debilidad moral.


También apreciamos este simbolismo en la utilización de los colores como el verde expresado esperanza para alcanzar lo perdido al final de la bahía, el color amarillo o dorado símbolos del poder y el dinero, el color azul representa las ilusiones de Gatsby, sus románticos sueños de irrealidad, el blanco relacionado con la inocencia, entre comillas, de Daisy y el gris asociado con la destrucción.


A pesar, como he dicho al principio de este post, de ser considerada una de las mejores novelas del siglo XX, este relato a gran parte de los componentes del Club de lectura de la Biblioteca, no les ha resultado fácil su lectura aún con  haber contado con la magnífica traducción de Justo Navarro en la editorial Anagrama y  con un epílogo que merece la pena leer.

Esta carencia de empatía que ha generado, en un principio, la novela se haya en la falta de consistencia en los diálogos que se suceden muy rápidamente y el salto de una escena a otra sin demasiada relación aunque de una forma magistral el autor logra dar continuidad y coherencia narrativa a la obra mediante la aproximación de distintos planos argumentales que vienen a mostrarnos la superficialidad de la sociedad estadounidense a principio de los años 20. Salvadas estas diferencias y asumiendo que el autor juega con el lector haciéndole entrever con pinceladas rápidas otros planos astutamente entretejidos, apreciamos la calidad literaria de la novela. Un clásico, como decía Justo Navarro en el epílogo de ésta, que perdura en el tiempo porque Gatsby es un mito, una figura en la que nos vemos reflejados porque:

  • Los sueños son alcanzables
  • El pasado es recuperable
  • Las cosas tienen vuelta atrás
  • Se puede restaurar el pasado y mejorarlo.
Mario ¨Vargas LLosa decía que el anhelo de persistir en sus ideales románticos de juventud es lo que le empuja a Jay Gatsby a amasar una fortuna. Si Gatsby no se hubiera propuesto persistir en ese empeño, las circunstancias se hubieran desarrollado de otro modo. Pero entonces Gatsby habría dejado de ser él en el sentido más fundamental. Gastsby es un soñador sustentado en sus fantasías por el amor de Daisy. En este sentido Mario Vargas Llosa señala que Gatsby puede relacionarse con una extensa tradición literaria que lo acerca al Quijote y a Madame Bovary, los grandes quimeristas y al hecho literario en sí.

La lectura de esta novela la hemos completado con la versión cinematográfica que ha dirigido Baz Luhrman. El visionado de la película ha sido una buena escusa para volver a reencontrarnos con nuestro protagonista y hacer una relectura de esta obra que sobrevivido perfectamente al paso del tiempo y que, dentro de este mundo cíclico en el que vivimos, nos trae una historia de perfecta actualidad, la opulencia artificial previa al desastre.

Fuentes:


No hay comentarios:

Publicar un comentario