miércoles, 20 de febrero de 2013

UNA TARDE DE CUENTO CON FERNANDO MOLERO


Dentro de las actividades programadas por la Biblioteca Provincial de Córdoba y con la colaboración Centro Andaluz de las Letras, el club de lectura de la Biblioteca pudo disfrutar del taller literario titulado “ como leer un cuento/ relato” para lectores adultos, impartido por el escritor cordobés Fernando Molero Campos.



Es en la época moderna cuando nace el cuento cómo género literario , aunque la escritura de extensión corta aparece en todos los tiempos, nos llegan de la tradición oral, y han existido autores como Esopo, Platón, Fedro...que han hecho obras maestras de narrativa en muy pocas líneas o páginas y es que la brevedad del cuento tiene la virtud, como decía Enrique Anderson de ceñirse a los impulsos cortos de la vida.




Fernando Molero nos introduce en este género literario minoritario,discriminado con respecto a la novela, pero que es muy bien recibido por el lector, porque son historias breves ( su lectura nos puede llevar de 5 a 15 minutos ) apropiadas para leer en cualquier situación: de camino al trabajo ( en autobús o metro ) en el baño, antes de dormir...Fernando   nos hace alusión a la teoría de iceberg de Ernest Hemingway y es que lo mejor de los cuentos no es lo que se ve sino lo que está debajo. En muchas ocasiones lo que hay detrás de una narración  incongruente o una situación singular, nos sumerge en una realidad de la que necesitamos hacer una segunda lectura para poder descubrir la magia, el truco o lo que hay detrás ella.



Este joven escritor nos daba las pautas en las que nos debemos de fijar para leer o escribir un cuento / relato  son las siguientes:

  • Título : es el primer eslabón de la obra, tiene que ser bueno para que incite a iniciar la lectura.
  • 1ª frase: debe ser al igual que el título impactante para que el lector continúe leyendo.
  • A diferencia de la novela, en la lectura del cuento no puede haber pausas, la obra en sí debe de guardar el interés de principio a fin.
  • Utilización del lenguaje, así como el tono del relato. Se utilizan frases cortas dónde se evitan las descripciones a no ser que sea un punto de referencia importante dónde se va a desencadenar la historia.
  • Estructura: aunque sigue el esquema clásico de inicio, nudo y desenlace, no es rígida nos permite jugar con ella, invertirla, darle forma de figura geométrica en su presentación.....
  • Personajes: no se pueden describir, nos los tenemos que imaginar como son por las cosas que realizan.
  • El final o desenlace: es otro de los elementos que nos permite innovar, existe gran variedad de ellos entre los que destacan :
  • final sorpresa : es aquel que no esperamos.
  • final circular: termina igual que empieza
  • final abierto: es el propio lector el que tiene que construirlo
  • final redondo: es aquel que es predecible y conforma al lector

Fernando Molero es autor de dos novelas aunque es conocido sobre todo por sus relatos breves, de los que ha escrito casi un centenar. Os dejo uno de ellos.

DIFERENCIAS IRRECONCILIABLES

Cinco años de noviazgo y seis de matrimonio avalaban la estabilidad sentimental
de Otilia y Desiderio. Sus amigos hablaban de ellos como el ejemplo a seguir; los
consideraban la pareja perfecta. Nadie conocía, sin embargo, los pequeños detalles que
amenazaban su convivencia.
Otilia siempre presionaba el tubo de dentrífico por el centro, y eso sacaba de quicio
a Desiderio que, metódico para según qué cosas, gustaba sacarla desde la base. Culpable
era Desiderio de olvidar la tapa del váter levantada cada vez que orinaba. La sensación
de asco que sentía Otilia cuando por descuido o prisa posaba sus nalgas en la porcelana
húmeda sólo era comparable al enfado que le provocaba que él dejara la ropa tirada por el
suelo después de ducharse. Cuando le reconvenía por lo que ella consideraba una total
falta de respeto, Desiderio se disculpaba arguyendo que así lo había maleducado su
madre y que, aún siendo consciente de que era un mal hábito, no acababa de
acostumbrarse, pero que ella no cuidaba la disposición de las toallas en los toalleros y
además atascaba de pelos la bañera los días en que se lavaba la cabeza. A Otilia no le
faltaban recursos defensivos y contraatacaba entonces; le decía que él no limpiaba bien el
lavabo tras el afeitado o era remiso a utilizar la escobilla para eliminar las feas huellas de
sus heces en el profundo abismo del váter.
El día que Otilia se cansó de ver las medias lunas de sus uñas asediando el
tragadero del lavabo y de que no repusiera nunca el rollo de papel higiénico y Desiderio
de cerrar los botes de gel y champú que ella olvidaba abiertos como si fuera a volver a
enjabonarse una vez que ya había terminado, pusieron fin a su matrimonio.
A sus amigos simplemente les dijeron que todo se había acabado y ante el juez en
que ratificaron su disposición a separarse, alegaron diferencias irreconciliables.
Fernando Molero Campos



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