lunes, 28 de mayo de 2012

RECORDANDO A JOSE MORENO VILLA


Para clausurar la presentación del Programa de animación a la lectura 2012-12 "A cada lector su libro" "A cada libro su lector" algunos de los integrantes de la asociación de poetas locales ( Rafi y Mª Carmen Párraga, Jessica Díaz y Mª Isabel Moreno han tenido el gusto de prepararnos un recital de poesía del poeta José Moreno Villa, elegido escritor del año por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

Este escritor malagueño de polifacética carrera como poeta, pintor, bibliotecario, historiador de arte, crítico...desarrolla su carrera entre España y su exilio en México dónde murió en 1955.

Sirve de bisagra entre la generación del 98 y la del 27. En su poesía se aprecia una modernidad inusual para la época ejemplo de ello " Jacinta la pelirroja " pasando al subrealismo de Caramba.


El, cuenta en sus memorias ( Vida en claro) que en casa de un amigo, quedó prendado de una joven ( en su poesía Jacinta) america, rubia y admirablemente formada y vestida. Comienza así una aventura amorosa que sacará de su encierro a José Moreno Villa que en aquella época cuenta con 40 años.

Esa joven moderna, jovial, deportiva, la joven con la que sueñan todos los vanguardistas de la época,  lejos de aquella mujer española, pura tradición. Esa relación se rompe y es la que va a inspirar a este escritor para escribir el poema------ que os describo a continuación recitado por Mª Isabel Moreno.

DESPUÉS DE TODO ERAS TÚ LO QUE YO BUSCABA

En las letras de un cantoral,
 entre la retama y el jacinto serrano,
en el ancho mar, en la taberna inquieta,
en el fondo de la copa verde,
después de todo eras tú lo que yo buscaba.
Pregunté muchas veces a las guías turísticas
dónde suspiraba el lugarejo ignorado por la epopeya;
Pregunté a los filósofos por la llave del secreto;
fui devorando pregunta a pregunta mi vida,
y después de todo resultas tú lo que yo buscaba.
Pude leerlo en mil detalles: 
verte y enmudecer,
verte y olvidarme del mundo,
verte y hablar luego por las calles solitarias,
verte y sentir el cuerpo,
verte y huir hacia los confines de mí mismo.
Desmadejado y alma en pena, 
imaginé que lo mejor era llorar en los ocasos,
leer los libros místicos
y contribuir a la redención de los débiles.
Y en todo, en todo, en absolutamente todo
no había más que la búsqueda de tu persona.
Sí después de todo eras tú la búsqueda.
              Y aquí declino ya todo el examen y toda crítica.
  Tú con tus faltas y tus sobras; tú,
con tu maravilloso complemento rubio
a mi color de bronce.

















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