A punto de culminar nuestro año lector, noviembre nos ha traído esta joya literaria narrada por una de las grandes escritoras del siglo XX Carmen Martín Gaite. Una filóloga con vocación de escritora que se alzó con el galardón del Premio Nacional de Literatura en dos ocasiones.
Nubosidad variable comienza a escribirla en 1984 pero cuando fallece en 1986, a la edad de 29 años, su hija Marta aparta la novela porque con la historia revivía el dolor, la termina en 1992 y la dedicatoria del libro la destina a ella.
Una novela epistolar donde dos mujeres, Sofía Montalbo: ama de casa y Mariana Léon : psiquiatra de éxito, reconstruyen su amistad de juventud tras treinta años de ausencia. A través de las cartas estas dos amigas buscan de forma terapéutica superar sus miedos y fracasos. Sofía casada sin amor con un ambicioso empresario y Mariana mostrando la falsa seguridad de la mujer que lo ha conseguido todo y se ve tan atormentada como las mujeres que trata.
Es un libro que no tiene una lectura fácil, tampoco complicado, pero al estar estructurado con un enfoque narrativo doble, las protagonistas ejercen también de narradoras, es por lo que se suele confundir en ocasiones la función de narrador y personaje a lo que se añade un estilo de expresión, al narrar los hechos, directo e indirecto. Es decir a lo largo de los capítulos, donde se van alternando las voces de Mariana y Sofía, vemos como los personajes se desdoblan en monólogos interiores, en un ente de ficción literario o artístico, también vemos un desdoblamiento del personaje en una de las madres de las protagonistas.
A estos recursos narrativos, a los que acompaña una prosa muy cuidada, se une el de la intertextualidad. Mariana y Sofía conocen muy bien la literatura y la utilizan como terapia. Hacen referencia a uno se sus libros preferidos Cumbres borrascosas de Emily Brönte aunque también lo harán con autores como Pessoa, Bécquer, Gabriel García Márquez, Antonio Machado, Tagore, Julio Verne...o Simone de Beavoir entre otros muchos.
La atracción de la escritora por el mundo del psicoanálisis y la psicología también se refleja en la novela en aspectos como la necesidad del espejo como medio de indagación e interlocución o la recurrencia al sueño como liberación.
" la vida está hecha de añicos de espejo donde en cada uno te puedes mirar "
También nos hace reflexionar con frases de Sartre aludiendo a "somos semivíctimas y semicómplices de lo que nos pasa " o sobre el egoísmo " lo peor del egoísta es que no se quiere a él mismo, aunque se haya venido diciendo antes lo contrario, y es por eso incapaz de querer a otros, porque de donde no hay no se puede sacar"
Por otro lado la novela plasma muy bien la situación de la mujer en la década de los ochenta, por desgracia también los malos tratos.
Del humor de Carmen Martín Gaite también está salpicada la novela al igual que de Arte. Manolo una de las parejas de Mariana es un pintor que solo pintaba cuando tenía ganas porque como él decía " la vida y el arte son una aventura ", y su única ambición era ser feliz. Muchos cuadros nos acompañarán a lo largo de la vida de estas dos amigas, Las Meninas, La Mona Lisa o La Persistencia de la memoria de Salvador Dalí.
" El alma humana se parece a las nubes. No hay quién la coja quieta en la misma postura "
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