Esta
conmemoración nació para trasladar a la opinión pública la
importancia de la biblioteca como lugar de encuentro de los lectores
de todas las edades con la cultura, y como un instrumento de mejora
de la formación y la convivencia humana.
Cada año se encarga a un
escritor y a un ilustrador, ambos de reconocido prestigio, la
redacción del pregón y el diseño del cartel que se difunde entre
todas las bibliotecas de España, asociados e interesados.
El cartel ha sido realizado por el gran ilustrador asturiano Alfonso Zapico(Blimea, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Ha trabajado en prensa regional asturiana (La Nueva España, Cuenca del Nalón y Les Noticies). En 2006 publica su primer álbum de corte histórico para el mercado francobelga, La guerra del profesor Bertenev. Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por el conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (2011). Tras realizar El otro mar (2013), se encuentra preparando su ambiciosa obra, La balada del norte, de la que se han publicado dos tomos (2015 y 2017) y cuya tercera y última parte se encuentra desarrollando en la actualidad. Su última obra publicada es Los puentes de Moscú (2018).
El pregón de este año, que reproducimos a continuación, es obra
del escritor Gonzalo
Moure (Valencia, 1951). Gran escritor de literatura infantil y
juvenil muy vinculado a Asturias, donde reside desde hace años.
Estudió Ciencias Políticas y trabajó de periodista. Escribe y se
dedica exclusivamente a la literatura desde 1989 y publica su primer
libro, Geranium (Alfaguara)
en 1991. Además imparte charlas en bibliotecas, clubes de lectura,
colegios e institutos. En sus obras destacan su sensibilidad social,
su compromiso con el pueblo saharaui y el acercamiento a los
problemas de los adolescentes. Autor de más de cuarenta libros,
ha sido Premio Barco de Vapor, Gran Angular, Primavera, Ala Delta,
dos veces premio Jaén y recientemente Cervantes Chico 2017. Cuenta
ya con numerosas traducciones en todo el mundo.
Pregón
El
día de la luz (Gonzalo
Moure)
“Vengo
del desierto del Sáhara, de inaugurar una biblioteca. Está en
Dajla, el más alejado, el más olvidado de los cinco campamentos de
refugiados saharauis. Es la cuarta biblioteca que construimos, y es
preciosa. En el centro hemos plantado árboles, para que los niños y
los jóvenes del Sáhara puedan experimentar el gozo de sentarse a su
sombra a leer un libro. No queremos que esa biblioteca sea ningún
“templo de silencio”, sino más bien un espacio para del sonido,
para el ruido. Una biblioteca que ya es el lugar más hermoso del
campamento. Un espacio para desear ir a buscar lectura, pero también
amistad, sueños compartidos. Incluso amor. Un lugar en el que
enamorarse mirando unos ojos por encima de un libro. Porque al fin y
al cabo, la biblioteca es el lugar en el que se descubre al otro, de
papel o de carne.
En
una película inolvidable, la mejor película de ciencia ficción de
la historia, 2001, una odisea del espacio, aparece un monolito cada
vez que el hombre se dispone a dar un salto cualitativo. Kubrick, su
director, debería haber puesto un libro en su lugar. Porque han sido
los libros los que han marcado el ritmo de los cambios del ser
humano. Porque el libro es el laboratorio del hombre, el lugar en el
que se experimenta con emociones, descubrimientos, utopías,
apuestas. Somos lo que somos porque hemos pensado y escrito sobre
cómo ser y sobre cómo no ser. Y seremos lo que pensemos, lo que
piensen y escriban las próximas generaciones.
Así
que una biblioteca no es solo un lugar en el que invitar a leer, sino
también, o por eso, un lugar en el que invitar a escribir. Las
bibliotecas del siglo XXI son, pueden ser, tienen que ser el
semillero de nuevas novelas, nuevos monolitos, mojones de nuestro
futuro. Si el siglo XX fue sin duda el siglo de la lectura, el siglo
XXI puede llegar a ser el siglo de la escritura, ya lo está siendo.
Por
todo eso construimos bibliotecas en los campamentos del desierto.
Porque no son solo para los saharauis. Las paga nuestra sociedad
civil, mediante socios adultos, y mediante actividades solidarias en
colegios, institutos y bibliotecas. Y los alumnos y lectores que las
sufragan se hacen conscientes de lo extraordinario que es tener una
biblioteca, aprenden a valorar la suya, a defenderla. Cada biblioteca
del desierto tiene detrás a miles de niños, jóvenes y adultos que
la han hecho posible con su pequeño esfuerzo. Sumando. Cada lector
saharaui tiene a su lado a miles de lectores, más conscientes de la
importancia de una biblioteca, porque con su trabajo se ha construido
una, en un clima y un lugar tan hostil.
Piensa
en tu biblioteca. Hubo un día en el que esa biblioteca no existía.
Alguien la soñó, luchó por ella, la llenó de libros y también de
sueños. Hazte del equipo de ese alguien que la hizo posible, lucha
por un mundo en el que no haya un ser humano que no tenga cerca una
biblioteca, o un amoroso bibliobús. Que no haya un solo niño, joven
o adulto, que no roce la mano de una bibliotecaria que le aconseje,
que le oriente en el laberinto. Que es lo mismo que decir que no haya
un solo ser humano conectado a lo que fue, lo que es y lo que será.
En
tu mano hay millones de manos, estrechando la tuya, acompañándote
en el camino. Tiernas o callosas, pequeñas o grandes. En el libro
que te espera en la mesilla de noche o junto al sofá, hay millones
de libros. Ingenuos o complejos, humildes o lujosos. Pero todo
preciosos. Conectados todos por un invisible hilo de plata que une
mano con mano, estantería con estantería, un hilo inacabable y
luminoso. Inacabable, y así sea. Hoy es el Día de la Biblioteca,
que es lo mismo que decir El día de la Luz.
Feliz
día, feliz siglo.”
Os esperamos el día 23 de octubre a las 18:00 h
¡No os lo podéis perder!
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