lunes, 7 de noviembre de 2016

TARDE DE POESÍA EN EL DÍA DE LA BIBLIOTECA






Coincidiendo con la conmemoración del Día de la Biblioteca,  el Club de lectura ha participado con una tertulia poética títulada: Dímelo con poesía. Cada uno de los miembros del club ha preparado una poesía y se han recitado. Los poemas seleccionados tenían un marcado carácter sentimental con recuerdos de infancia, juventud, experiencias vividas... a los que se sumaron otros escritos por las propias participantes. Con autores muy diversos como José Zorrilla, Bécquer, Miguel Hernández,  Rosalía de Castro entre otros muchos, quince poesías traspasaron estos muros de la Biblioteca para hacernos vibrar con sus mensajes y las explicaciones que daban en torno a ellas antes de la elocución. Citaré algunos para no hacer esta entrada del blog interminablemente larga.

Jose A. Alfonso recordaba sus tiempos en nuestro país vecino, Francia y el descubrimiento de ese autor que en España estaba prohibido, Miguel Hernández encarnando con él la figura del poeta de la libertad. Nos recitó el poema de  los Cobardes que dice así:

Hombres veo que de hombres
solo tienen, solo gastan
el parecer y el cigarro
el pantalón y la barba.
En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.
Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.
¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte, liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.
Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para nuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes, ni nada.
Huis y huis, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.
Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.
Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.


También pudimos escuchar a las autoras del poema Mar de Olivos de Mª Isabel Moreno y Ángeles Ortiz con un poema dedicado a su marido fallecido 

Te echaré de menos en cada sol.
En cada hora de plata.
En cada rama de olivo.

En cada rama de albahaca.
Me harás falta en la sonrisa.
En la pena, en la nostalgia.

Cada día que comienza.
Cada estación que pasa.

Aunque sin duda los protagonistas de la noche fueron Miguel Hernández y Rosalía de Castro pues coincidieron varios poemas de esos autores, culminamos la noche con una actividad didáctica preparada por Antonio Montilla en torno al poema de Gerardo Diego, Río Duero, rio Duero, que con la música y la voz de Vicente Monera, fuimos completando y apreciando lo fácil que puede ser memorizar un poema cantando.

Pincha aquí para escuchar Rio Duero, rio Duero



No hay comentarios:

Publicar un comentario