Este escritor nacido en Villablino (León), en 1942, cuando su padre trabajaba de secretario del Ayuntamiento en los años de posguerra, ha sido galardonado con el máximo reconocimiento a la labor creadora de escritores españoles e hispanoamericanos cuya obra haya contribuido a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española, el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes. La infancia y adolescencia de Luis Mateo Diez transcurren en este pueblo de León donde contó con algunos buenos maestros, cuyos métodos de enseñanza mantenían vivo el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza.
A los 12 años se traslada a vivir a la ciudad de León y entra en contacto con el espacio urbano de la capital, espacio que cobrará vida en varias de sus narraciones. Después de terminar el bachillerato se trasladará a Madrid para estudiar Derecho, carrera que terminó en Oviedo más atraído por las letras que por las leyes.
Emprende con algunos amigos leoneses la aventura de fundar y editar Claraboya ( 1963-1968 ) una revista literaria con fuerza renovadora que destacó en aquella época. Se instalará en la capital de España para trabajar como jefe del Servicio de Documentación Jurídica del Ayuntamiento de Madrid.
Luis Mateo Díez ha centrado su actividad literaria en el relato y la novela, convirtiéndose en uno de los nombres relevantes de la narrativa española. Miembro de la Real Academia Española, desde 2001, ha recibido otros reconocimientos a lo largo de su carrera literaria: Premio Nacional de Narrativa ( 1987 y 2000) y el Premio Nacional De las Letras Españolas ( 2020 )
Analizo su narrativa en el marco de nuestra colección
Su literatura se nutre los "filandones", relatos orales a cargo de la vecindad rural del medio castellano-leonés, que el propio autor oyó embelesado en su infancia. Es de esa inspiración de donde desarrolla un componente irónico que incluye pintorescas situaciones argumentales y un cierto suspense de la trama narrativa.
Ha destacado por la creación del territorio de Celama, un lugar imaginario que según palabras del propio autor, viene de la infancia, de sus recuerdos, de la experiencia de haber vivido un mundo muy antiguo que pervive a través de los siglos del que forman parte las culturas campesinas y en ese mundo en el que él se crio.
Su extraordinaria riqueza narrativa también está en la variedad y autenticidad de inquietudes y problemas encarnados en más de cuatrocientos personajes inventados por el autor y contados con amplia gama de tonos y registros. Uno de los más característicos es la ironía, que impregna su obra narrativa desde los comienzos con un humor de raigambre cervantina.
La fuerza fabuladora de Luis Mateo Diez la observamos en Las horas completas ( 1990 ) una novela ambientada en una carretera del camino de Santiago la tarde de un domingo cuando tres canónigos y dos sacerdotes jóvenes se dirigen a un pueblo a pasar la tarde. Durante su excursión, un extraño personaje -peregrino, pícaro, sablista y santón- irrumpe entre ellos dispuesto a introducir la llama de la inquietud en lo que parecía una tranquila excursión gastronómica.
La presencia de tan singular compañero de viaje inducirá a cada uno de los clérigos a recordar, al paso de las horas, su oculta peripecia personal, como contrapunto a esa aventura común que atraviesa por igual lo grotesco y lo dramático, mientras el destino prepara por su cuenta un desenlace inesperado.
En El expediente del náufrago (1992) nos encontramos en una ciudad
de provincias de los años cincuenta. Un funcionario del Archivo Municipal, que alterna
su trabajo con su vocación de poeta, descubre escritos poéticos de un poeta
desaparecido y emprende su búsqueda.
El poder de la imaginación se activa para
escapar de la rutina de un mundo estrecho y gris y salvarse del naufragio. La
oposición entre deseo y realidad incita a la vez al pensamiento y a la búsqueda, pero
el desencanto acaba por invadir las zonas acotadas por el poder de la imaginación.
El recurso de la búsqueda convierte a Luis Mateo Díez en un instrumento ideal para
reflejar los diversos intereses y frustraciones de quienes viven inmersos en lo
cotidiano.
La gloria de los niños (2007) explora el mundo de la infancia, con un niño
llamado Pulgar como protagonista. En la figura del niño se ponen a prueba
responsabilidades impropias de su edad cuando decide cumplir el encargo, recibido
de su padre moribundo, de buscar a sus hermanos. El mundo de la fábula y su
ejemplaridad inscribe la tradición en esta historia que se desarrolla en el medio
hostil de la posguerra.
Las fábulas del sentimiento está compuesta por doce novelas cortas en las que en algunas ocasiones sus
protagonistas ven trastocado su destino por la casualidad y un
impulso de búsqueda desazonador: un sentimiento que les perturba
hasta encontrar otro grado de iluminación que pueda reconfortarles.
La vida
es la materia de estas fábulas. La suerte de vivir, la desgracia de
hacerlo, el placer, el dolor, el amor, la amistad, la soledad, la
culpa, la felicidad, el desamparo, la envidia, los sueños y las
quimeras, además de las conmociones y los secretos que nutren las
enfermedades del alma.
- Semblanza crítica: Luis Mateo Díez
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