viernes, 3 de julio de 2020

BIENVENIDO JULIO !!



Cambiamos de mes y con él también nuestros hábitos lectores. El verano nos invita a disfrutar de la lectura pues disponemos de más tiempo libre y más horas de luz solar dos ingredientes idóneos para deleitarnos con un buen libro y dar un aliciente extra a nuestro día a día. Esta es nuestra recomendación para este mes.





Un libro galardonado con el premio Hache de literatura juvenil 2020 dentro del proyecto Mandarache creado por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Cartagena en el año 2005.

Dicho proyecto es un programa que fomenta la lectura y promociona la cultura escrita dirigido a la población del municipio de Cartagena, incidiendo en el público juvenil y adolescente. Los ganadores son elegidos por los propios lectores, que previamente se han tenido que inscribirse para poder votar. De este modo, los jóvenes lectores-jurado juegan un papel protagonista en las actividades y en los encuentros con los autores finalistas que se celebran a lo largo de todo el curso escolar. Entre el 20 y 23 de abril, haciendo coincidir con el día del libro, los alumnos podrán votar su libro preferido. 

Eloy Moreno, el autor del libro, toma la voz de un niño para narrar una historia personal, una vida que podría haber sido totalmente distinta si aquel día todo hubiese sido diferente, un pequeño detalle que puede cambiar una vida. Va a ser el lector quién tenga que recomponer la historia a modo de puzzle. Todos nos hemos sentido invisibles alguna vez, sobre todo cuando descubres la violencia en el colegio cuando te roban el bocadillo y recibe los primeros insultos y golpes. Este es el tema principal de la novela, el acoso escolar y gracias a ella está ayudando a mucha gente a darse cuenta de que no hacer nada a veces es hacer mucho y no para bien, un libro en el que te das cuenta de que para ser un monstruo no es necesario hacer nada especial, simplemente basta con no hacer nada.

¿Qué es el ACOSO ESCOLAR? Según la Real Academia Española (RAE) se trata de “En centros de enseñanza, acoso que uno o varios alumnos ejercen sobre otro con el fin de denigrarlo y vejarlo ante los demás”. Estas situaciones no se producen de la noche a la mañana, sino que son el resultado de una serie de hechos que en origen se podrían haber detenido si se hubiesen detectado y actuado ante ellos de forma contundente.

Según el Informe Cisneros VIII, se dan cinco fases:

Fase 1: Incidentes críticos
El acosador utiliza cualquier pretexto para gastar una “broma” a un compañero o compañera, se burlará porque lleve gafas, sea bajito o muy alto, extranjero, delgado o gordo... La excusa puede ser cualquiera. El acosador siempre encuentra una víctima. Ante la primera “broma” recibe una respuesta positiva para él: las risas y aceptación de los demás compañeros de clase. Le reconforta sentirse “líder”.

Fase 2: Acoso y estigmación del alumno.
En esta fase las agresiones son repetidas no solo por el acosador inicial sino que se suman a él un número variable de seguidores, a veces puede ser el total de alumnos de clase. La víctima se ve desbordada y raras veces pide ayuda a sus profesores o padres porque teme que las agresiones aumenten si se “chiva”.

Fase 3: Latencia y generación del daño psicológico.
La víctima de acoso manifiesta una respuesta de rechazo ante los estudios, no quiere ir a clase, no desea salir a la calle, muestra ataques de llanto o rabia. Se producen cambios en el comportamiento habitual del niño o niña, estos cambios no son comprendidos por los padres la mayoría de las veces. La víctima se siente cada vez más sola y cree que nadie le va a poder ayudar.

Fase 4: Manifestaciones somáticas y psicológicas graves.
La continuidad de las agresiones en el tiempo dañan sustancialmente la autoestima de la víctima y provoca consecuencias físicas y psíquicas muy graves. Llegará a menospreciarse tanto que arrastrará la falta de confianza en sí mismo hasta la edad adulta. A veces la única solución que contemplan para salir de la tortura en la que se ha convertido su vida es el suicidio.

Fase 5: Expulsión o autoexclusión de la víctima.
Las intervenciones disciplinarias a los acosadores a menudo llegan tarde y son insuficientes. Si se constata la gravedad de los hechos se les puede llegar a expulsar definitivamente del Centro pero esto no asegura que el acoso se detenga pues a través de las redes sociales puede continuar. En muchas ocasiones se ha dañado tanto el entorno de la víctima que se hace imposible mantener una convivencia adecuada en el aula y se recomienda su traslado de Centro para evitar que continúen las humillaciones
y la exclusión social a la que es sometida.

Mª del Pilar López Gómez, docente y colaboradora en la revista de literatura infantil y juvenil BLI nos explica en su artículo "Acoso escolar y literatura infantil que a través de su experiencia ha aprendido que es más fácil evitar que se produzca el acoso que solucionarlo una vez que se da. 

Sigue argumentando que para evitar el acoso "hay que educar en la familia y enseñar en la escuela basándonos en el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Trabajar la EMPATÍA en todo momento y en todo lugar nos permitirá darnos cuenta de los errores que mayores y pequeños cometemos en nuestra vida diaria y que nuestras acciones siempre tienen consecuencias para nosotros mismos y para los demás" 

"La Literatura puede jugar un papel muy importante en este camino. A través del análisis de situaciones y problemas que los personajes de historias ficticias o reales viven podemos hacer reflexionar a los niños y adolescentes sobre sus propias vivencias"





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