Hoy celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente con el objetivo de sensibilizar a la población mundial con los temas ambientales. Y con este propósito desde la Biblioteca nos sumamos a esta celebración motivando a todos nuestros usuarios con este libro que os presentamos, con el fin de que se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible y tengan un cambio de actitud hacia temas ambientales.
Hace diez años, todavía había quien dudaba del cambio climático, las abejas no estaban en peligro de extinción, y reciclar era opcional. Hoy, todo esto es nuestra realidad.
Ahora o nunca nos da una vuelta al mundo para ver la realidad de la Tierra con los ojos abiertos. Aprenderás qué puedes hacer tú, día a día, paso a paso, para salvar el planeta.
Los grandes bosques están siendo talados y estas son las consecuencias
Muchas especies de animales desaparecen cada año
Los veranos son más largos y calurosos.. y los inviernos más cortos y menos fríos. Con el calor se desprenden pedazos de hielo que cada vez son más grandes.
Con este libro puedes comenzar a dar los primeros pasos para crear tu propio huerto en la terraza, el patio o en un pequeño terreno... Y te ayudará a cuidarlo de una forma intuitiva y sencilla.
La siguiente de nuestras propuestas es este práctico manual donde te presenta muchas alternativas que puedes realizar para contribuir a la conservación del Planeta.
No son cincuenta pero te proponemos 10 consejos para que los apliques en tu día a día y con ellos ayudarás al Medio Ambiente.
Recicla el aceite usado. Echarlo por el fregadero causa un gran impacto en el medio ambiente: un litro de aceite por el desagüe contamina 1.000 litros de agua. Y ahí terminan dos tercios del aceite que consumimos. Úsalo tanto como puedas y, cuando no sea útil, recógelo en una botella y llévalo al punto de reciclaje.
Huye del usar y tirar. En cumpleaños y picnics no utilices platos, vasos ni cubiertos de un solo uso. Si tienen que ser de plástico que, al menos, se puedan lavar y reutilizar.
Hazle hueco a las plantas. La NASA demostró el poder de algunas plantas para limpiar la atmósfera doméstica de los cinco contaminantes más comunes: benceno, xileno, amoníaco, tricloroetileno y formaldehido. Las más eficaces en esta tarea son especies tan comunes como el poto, las cintas, el ficus o la palmera de bambú.
Muévete más. Camina o usa la bici para trayectos cortos, así evitas hasta 240 kg de CO2 al año. Y usa la escalera: un ascensor consume en 15 segundos lo que una bombilla en una hora.
Apaga el ordenador. No todas las emisiones de CO2 provienen de los coches. Cada hora que tu ordenador se mantiene encendido, emite el equivalente a entre 52 y 234 gramos de dióxido de carbono. Apaga el monitor si no vas a trabajar en 20 minutos y, si la pausa va a ser más larga, cierra el ordenador.
Reduce envases. Ya no se trata solo de separarlos para reciclar. Hay que ir un paso más allá y disminuir la cantidad de basura que generamos. Comprando a granel, desde las legumbres a la leche o el detergente, minimizas los desechos aproximadamente en un 80%. Olvídate de que existen las botellas y las bolsas de plástico. Lleva siempre una bolsa de la compra de tela y una botella de aluminio o de acero inoxidable para el agua.
Dale una nueva vida a la ropa que no usas. En nuestro país, cada persona tira unos siete kilos de ropa al año, como media. Un plan alternativo es organizar un par de veces al año en casa lo que los anglosajones denominan swap party o fiesta de intercambio de ropa. Lo que a ti ya no te vale o no te gusta, puede encantarle a otra persona.
Apuesta por tejidos sostenibles y naturales, como el lino, el cáñamo o el algodón orgánico. No solo en las prendas de vestir, también en la ropa de hogar, en los cojines… La textil es la segunda industria más contaminante del planeta, solo superada por la del petróleo.
Regula bien la temperatura. Cada grado más en la calefacción (o menos en el aire acondicionado) representa un 6% extra de gasto energético. En invierno, la temperatura aconsejable es de 20 o 21 ºC. En lugar de estar en casa en manga corta, ponte un jersey.
Apúntate a las cuatro R de la filosofía zero waste: rechazar, reducir, reutilizar y reciclar. Habría que añadir una más con la que empieza todo: reflexionar
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