Esta ha sido la primera lectura compartida de este año. Hemos querido comenzar con la escritora Susana Tamaro ya que este título viene a ser una continuación de una novela anterior, Donde el corazón te lleve " ya leída en el club el año anterior, y donde la anciana escribe un testamento personal, familiar y sentimental para su nieta ausente. Aunque las dos novelas se pueden leer de forma independiente sin perder el hilo de la historia.
Si en la primera novela la voz protagonista es la de Olga, en ésta la que nos contará la historia será la nieta, Marta que regresa a la casa de Trieste donde creció junto a su abuela.
Un día, desorientada y sola, sube al desván, donde encuentra las huellas de las
dos personas más importantes de su vida: Su padre y su madre. Entre baúles,
cartas y cuadernos amarillentos recompone las piezas de un mosaico generacional
y emprende un viaje hacia los orígenes de su fragilidad.
Durante
su búsqueda, Marta rescatará la historia de sus seres queridos, pero también descubrirá
las raíces más profundas de su inquietud. Conseguirá entonces reconciliarse con
los secretos y los fantasmas que la acechan desde el pasado, por encima de
todo, logrará encontrarse a sí misma, en un despertar a la esperanza.
La novela nos viene a contar la historia de tres generaciones, la de la abuela Olga, la madre Ilaria y Marta hilo conductor de la novela que nos intenta plasmar los conflictos familiares generados a lo largo de los años y que van a influir tan negativamente en ella.
Tomando las palabras de Fernando Iwasaky, en la prosa de Susana Tamaro no podemos buscar la fuerza del estilo sino el estilo de la fuerza porque sus criaturas son más rotundas que sus argumentos y porque las novelas y ensayos nos hablan de la crueldad humana y de la soledad. Quizás un reflejo de la vida de la escritora.
Susana Tamaro nace en 1957 en Trieste, en el seno de una familia anticlerical. Ella siempre dice que no tuvo una familia normal. Sus padres, integrantes del movimiento hippy de los años 60-70, se separaron siendo ella una niña. Ambos tuvieron nuevas parejas, algo que creó mucha inseguridad en ella. Con esta reseña sobre su vida podemos entender como Marta explica su infancia:
"Mientras gateaba en busca de mi madre entre esos cuerpos atontados por los excesos, mientras los observaba dormir al lado de un compañero cada vez distinto, ¿Qué sentimiento podía tener sino el de estar perdida?"
A través varios monólogos interiores la protagonista de la novela aborda muchos temas: La religión, la muerte o el amor, sobre éste último me gustaría reseñar esta frase de la novela:
"El amor es como un puente suspendido en el vacío... Por miedo complicamos las cosas simples, con tal de perseguir los fantasmas de nuestra mente, transformamos un camino recto en un laberinto del que no sabemos salir.¡Es tal difícil aceptar el rigor de la simplicidad, la humildad de la entrega!"
Escucha mi voz nos va a permitir viajar desde el noreste de Italia a Israel y es que tal y como cuenta la escritora en una etapa de su vida fue atea, posteriormente indagó en la filosofía zen y terminó convirtiéndose al catolicismo. Ese mismo encuentro puede estar relacionado con esta parte de la novela en la que Marta, ante la necesidad de encontrar lazos familiares, viaja a Israel. Allí nos hará un recorrido por la la ciudad de Haifa, mostrándonos las colonias agrícolas de producción y consumo comunitarios, los kibutz, donde vive su tío. Recorreremos Galilea, el Monte Carmelo, el oasis de Ein Gedi en la frontera este del desierto de Judea, en la costa del mar Muerto y Tiberiades donde nos reseña la antigua Via Maris, el camino que unía Siria y Mesopotamia con Egipto y Palestina.
Para finalizar solamente decir que esta novela breve e intimista nos ha permitido reflexionar sobre muchos de los aspectos que he reseñado anteriormente y es un canto de esperanza para aquellas personas que se encuentran perdidas y logran encontrarse a sí misma, sabiendo hacia donde quiere ir.
Con los libros se puede comprender mejor la vida, a través de la lectura puedes comprender en profundidad las emociones.
Susana Tamaro
Escucha mi voz
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