La locura tiende a ser explicada en función de las normas sociales y las ideas dominantes en cada tipo de sociedad por lo que el carácter anormal de una determinada conducta estaría dado por la propia colectividad en la que se produce, pero no deja de ser un término impreciso lleno de connotaciones negativas. Así lo exponía en la conferencia celebrada el día 2 de febrero el doctor en psiquiatría D. Rafael Huertas García-Alejo en una conferencia basada en su libro La locura de la colección ¿ que sabemos de ? editada por el CSIC. y leído por el Club de lectura de la biblioteca P.M. de Baena, dentro del proyecto de divulgación científica Ciudad Ciencia.
Rafael Huertas hizo un repaso muy didáctico de lo que se ha considerado locura a lo largo de la historia.
En la Antigüedad Clásica la locura no se consideraba algo marginal, estigmatizado o perseguido. Los griegos fueron los primeros en estudiar los trastornos mentales desde un punto de vista científico, separando el estudio de la mente de la religión.
Hipócrates ubicó en el cerebro la capacidad para pensar, sentir o soñar y sostuvo que las enfermedades se producían por un desbalance de los cuatro humores esenciales: flema, bilis amarilla, bilis negra y sangre. Pequeños excesos de estos tres humores y de sangre daban lugar a personalidades flemáticas, coléricas y sanguíneas.
También existían los Daemones, seres o entes sobrenaturales que habitaban el mundo y eran capaces de hacer a los seres humanos felices o desgraciados, alegres o tristes...que se podían comunicar con los humanos a modo de voces. Así a Sócrates se le atribuye un daemón propio que lo orienta, le advierte, pero no le ordena...esta voz interior es identificada por Sócrates como una " voz profética dentro de mí, que proviene de un poder superior "
Con el advenimiento del cristianismo, la locura fue conceptualizada como sinónimo de pecado y defecto mortal. Se consideró la locura como el resultado de una posesión o un pacto con el diablo, como un efecto de la brujería. Se utilizó el exorcismo para extirpar el diablo del cuerpo de las personas presuntamente poseídas.
En la alta Edad Media con la pretensión de buscarle una explicación a la locura surge la idea de que la enfermedad está producida por la ubicación de una piedra en la cabeza ( la piedra de la locura ) y se realizan incisiones en el cuero cabelludo para la extracción de la piedra por parte de curanderos y charlatanes que llevaban a cabo cirugías fingidas.
En
1511 Erasmo de Rotterdam ( 1466-1536 ), publica el Elogio de la locura, sátira sobre las prácticas del catolicismo contra la locura que tuvo gran influencia en la visión de la enfermedad metal.
El humanismo renacentista va a insistir en la necesidad de medidas de asistencia pública que contemplara la atención a los perturbados mentales diferenciándolo de los pobres y acabando con los exorcismos, las trepanaciones de cráneo y sacando a los locos del espacio público.
En los siglos XVII y XVIII se clasifica a los locos en tres grupos: furiosos, deprimidos y tranquilos. A los furiosos se les intenta calmar con ayunos, palos y duchas de agua fría. De no resultar se les instala en el cepo. Como ultima medida, se les fija a un muro, mediante una cadena corta.Los deprimidos son aislados en habitaciones del domicilio familiar, separados del resto de miembros y a menudo se los oculta de las relaciones sociales. Los tranquilos conviven con la familia.
El edicto de 1656 promulgado por por Luis XIV ( 1661-1715 ) limpia las calles de indigentes, prostitutas...locos, débiles mentales e idiotas (según el lenguaje de la época ) y epilépticos internándolos, sin previo juicio, en el Hospital General que era una institución con estatuto semijurídico que le otorgaba autonomía legal, fuera de los tribunales ordinarios, para decidir la detención de personas consideradas antisociales. El artículo XII establecía que tenían poder de autoridad, detención, administración, policía, jurisdicción, corrección y castigo. Tan solo en unos años el 1% de la población de Francia estaba encerrada en estos centros.
Las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX acaban, entre otras muchas cosas, con el Hospital General.
Philippe Pinel, director del asilo de La Salpetrière, libera de las cadenas a los enfermos atados y confinados. Se produce la llamada " liberación de los locos " representada por Tony Robert-Fleury ( 1837-1912 ) muchos años después, en este cuadro titulado Pinel liberando a las alienadas de La Salpêtrière.
Este acontecimiento se ha asociado a la consideración de la locura como una enfermedad y, por tanto, como algo susceptible de una comprensión científica y de un tratamiento médico. Se produce, además, un cambio terminológico. La sustitución de la palabra loco por alienado o enajenado.
Durante el siglo XIX no paran de aumentar el número de manicomios, estos disfrazaban la tortura como una forma de curación. Los tratamientos consistían en sumergir a los enfermos en agua fría, golpes...además de utilizar dispositivos rotatorios que giraban a gran velocidad. Todo esto con el fin de anular sus ideas y ilusiones, consideradas anormales.
El siglo XIX termina con el germen de lo que serían los fundamentos principales de la psiquiatría del siglo XX: en 1895, Freud ( 1856-1939) y Breuer ( 1842-1925 ) publicaron sus Estudios sobre la histeria. Freud crea una nueva forma de tratar al paciente por medio de la escucha y a partir de aquí encontrar los motivos de sus
síntomas. y en 1899 apareció la sexta edición del tratado de Kraepelin (1856-1926 ) al que se le atribuye la creación de un sistema de clasificación de enfermedades mentales, con términos como el trastorno psicótico hoy esquizofrenia.
A partir de la década de los cincuenta y sesenta del siglo XX, la locura adquirió en determinados medios académicos un interés sin precedentes como: Aparece el DSM (Diagnostic and Stadistical Manual of Mental Disorders): manual de clasificación de los trastornos mentales que proporciona descripciones y diagnósticos con el fin de que los psicólogos, psiquiatras e investigadores en salud mental puedan diagnosticar, estudiar e intercambiar información y tratar los distintos trastornos. Su primera edición salió en 1952 como una variante del CIE-6. Fue creado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatria (APA) y la Academia de Nueva York.
- Crecimiento espectacular de los psicofármacos: introducción de la clorpromazina.
- Publicación de la tesis doctoral de Michel Foucault: Historia de la locura en la época clásica
En la década de los 70 surge un movimiento llamado antipsiquiatría liderado, entre otros, por David Cooper que se opone a que los enfermos mentales estén encerrados contra su voluntad cuestionando el manicomio como institución totalitaria, así como los modos de hacer de la psiquiatría tradicional. Aparecen las llamadas comunidades terapéuticas caracterizadas por la relación horizontal entre pacientes y terapeutas.
En los años 70 y 80 se acepta que las personas con trastornos mentales deben ser reincorporados a la sociedad, desaparecen los manicomios creándose secciones de salud mental dentro de los hospitales. Existen hospitales de día para el tratamiento de estos pacientes y la estancia en hospitales psiquiátricos teóricamente se reservan para momentos de crisis o para personas sin apoyo familiar.
En la década de los 90 hay una eclosión de la industria farmacéutica con la producción de sustancias antidepresivas destinadas a no tratar un cuadro depresivo sino a aportar un componente de felicidad es lo que Peter Kramer llamó psicofarmacología cosmética.
En la actualidad se sigue con la pretensión de asimilar la psiquiatría a la medicina interna tratándose los trastornos psicológicos como enfermedades convencionales y aunque sea el cerebro el órgano de referencia esto no puede entenderse de esta forma porque éste responde a otros estímulos.
A pesar de los avances en el tratamiento de los trastornos mentales, el que padece un trastorno y lo hace público, o no puede esconder los efectos del trastorno o la medicación, sigue estando estigmatizado. A menudo la persona con un trastorno mental es desvalorizada y menospreciada en nuestra sociedad. La persona que sufre un trastorno mental se enfrenta con dos problemas: el propio trastorno mental y los problemas derivados del estigma.
Existe también un estigma en positivo de las personas que sufren un trastorno mental, son más creativas o inteligentes.
Termino este post con una frase de uno de los libros más famosos de la literatura universal Las aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha donde se muestra la debilidad mental de don Quijote y la cordura de su fiel escudero Sancho Panza.
Respondió Sancho llorando—. "No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía ".
En resumen, la frase de Sancho Panza nos deja la lección de que la mayor locura en esta vida es dejarse morir sin haber aprovechado las oportunidades y enfrentado los desafíos. Nos enseña a valorar la vida y luchar por nuestra felicidad y realización, incluso en la adversidad.
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