"The children act" en la versión original es una novela escrita por el británico Ian McEwan, considerado como uno de los 50 mejores escritores británicos de la actualidad, forma junto con Martin Amis, Julian Barnes y Kazuo Ishigur, reciente Premio Nobel, la llamada Armada Invencible de la narrativa europea actual.
Esta novela nos adentra en la relación que Fiora Maye, jueza del Tribunal Superior Británico, establece con la moral, a través de un doble plano: el personal a partir del declive que comienza en su matrimonio y el profesional cuando tiene que resolver casos enrevesados donde las creencias religiosas le añaden una especial complejidad, tales como:
- Un matrimonio judío divorciado donde el padre quiere para sus hijas una educación tradicional según sus costumbres, que las proteja de la insatisfacción de la modernidad, frente a la madre que opta por un colegio convencional.
- Dos gemelos con órganos compartidos que hace imposible su supervivencia y cuyos padres católicos se niegan a autorizar la muerte quirúrgica de uno de ellos para salvar al otro.
- Y finalmente la de un joven de 17 años, sensible e inteligente, que se niega a recibir una transfusión sanguínea para el tratamiento de su leucemia por ser testigo de Jehová.
En este último caso es donde Ian McEwan se detiene más y nos pone en la tesitura entre decidir si los médicos deben salvarle la vida en contra de su voluntad y si una persona tiene derecho a morir por sus convicciones o si el Estado puede forzar a actuar racionalmente.
Con una prosa elegante, lenguaje conciso, concreto y sin fisuras nos irá exponiendo las argumentaciones jurídicas, plasmando argumentos sobre la vida, las creencias, la medicina y la moral con el don de explicarnos de manera fácil y bella lo difícil.
La lectura nos va a llevar a viajar a Londres, a Newcastle y al sistema jurídico británico donde el juez tiene un papel más dirigido a la investigación y no está tanto al lado del Estado y de la aplicación de la ley como en nuestro país.
Confesaba el autor en una entrevista que los juzgados de familia están llenos de muy buenas y a menudo inquietantes historias humanas que pueden ser usadas por los novelistas, que por lo general prefieren el asesinato y la violencia, y basándose en este argumento escribe esta interesante novela con el asesoramiento de Sir Alan War exmagistrado del Tribunal de Apelación y apoyado en dos casos de éste, uno del Tribunal Supremo (en 1990) y otro del Tribunal de Apelación (en 2000) acerca de la consideración prioritaria del interés del menor.
La novela que tiene como telón de fondo música clásica, de jazz y tradicional británica ha dado mucho juego en nuestro debate con los dilemas morales de cada día: las relaciones de pareja y la separación matrimonial, el futuro de los hijos, el final del amor, la enfermedad, la libertad de conciencia y religiosa, el derecho a la vida, el sentido de la justicia, los límites de nuestros derechos y el papel de los poderes públicos como garantía de nuestra dignidad.
Ian McEwan a sus 69 años se aleja definitivamente de la transgresión que marcó sus inicios y se adentra en los jugosos dilemas morales con la dificultad que conlleva ser juez y ser justo, porque detrás de estos profesionales hay una persona humana.
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