Aunque el reciente premio Nobel no ha podido ser para un escritor de habla hispana, con la concesión de este galardón a Alice Muro el cuento o relato corto se ha elevado a la categoría que se merece y poco a poco va ganando lectores entre los adultos.
Según algunos narradores, todas las posibilidades y la fuerza del cuento se encierra en la primera frase. Que esta frase se abra y nos invite a la lectura depende del acierto de su elección y de su situación fronteriza entre dos mundos : el que nos refleja la vida cotidiana o el que nos adentra en el universo de la ficción.
Alice Munro lo hace con historias que se desarrollan en pequeñas localidades donde la lucha por una vida socialmente aceptable provoca relaciones tensas y conflictos morales. Aunque no disponemos en la biblioteca de ningún ejemplar de algunas de sus obras, existen otros autores como: Gabriel García Márquez con doce cuentos peregrinos para contarnos historias de personas de origen latinoamericano que viven en Europa, Mario Benedetti para hablarnos del amor o los cuentos para filosofar de Alejandro Jodorosky. En el universo de la ficción nos adentramos con los cuentos de Carmen Martín Gaite o Javier Marías.
El campo de la psicología también utiliza el cuento para la autoayuda. Transmiten valores que desintoxican la mente, hacen desaparecer los prejuicios y nos ayudan a reflexionar.
El amor, el erotismo y el terror también utilizan el cuento como recurso literario.
Desde el desarrollo del lenguaje el cuento ha servido como herramienta para enseñar potenciando aspectos pedagógicos.
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