Dentro de las actividades programadas por la Biblioteca Provincial de Córdoba y con la colaboración Centro Andaluz de las Letras, el club de lectura de la Biblioteca pudo disfrutar del taller literario titulado “ como leer un cuento/ relato” para lectores adultos, impartido por el escritor cordobés Fernando Molero Campos.
Es en la época moderna
cuando nace el cuento cómo género literario , aunque la escritura
de extensión corta aparece en todos los tiempos, nos llegan de la
tradición oral, y han existido autores como Esopo, Platón,
Fedro...que han hecho obras maestras de narrativa en muy pocas líneas
o páginas y es que la brevedad del cuento tiene la virtud, como
decía Enrique Anderson de ceñirse a los impulsos cortos de la
vida.
Fernando Molero nos introduce en este
género literario minoritario,discriminado con respecto a la novela,
pero que es muy bien recibido por el lector, porque son historias
breves ( su lectura nos puede llevar de 5 a 15 minutos ) apropiadas
para leer en cualquier situación: de camino al trabajo ( en autobús o metro ) en el baño,
antes de dormir...Fernando nos hace alusión a la teoría de
iceberg de Ernest Hemingway y es que lo mejor de los cuentos no es
lo que se ve sino lo que está debajo. En muchas ocasiones lo que hay
detrás de una narración incongruente o una situación singular, nos sumerge en una realidad de la que
necesitamos hacer una segunda lectura para poder descubrir la magia,
el truco o lo que hay detrás ella.
Este joven escritor nos daba las pautas
en las que nos debemos de fijar para leer o escribir un cuento /
relato son las siguientes:
- Título : es el primer eslabón de la obra, tiene que ser bueno para que incite a iniciar la lectura.
- 1ª frase: debe ser al igual que el título impactante para que el lector continúe leyendo.
- A diferencia de la novela, en la lectura del cuento no puede haber pausas, la obra en sí debe de guardar el interés de principio a fin.
- Utilización del lenguaje, así como el tono del relato. Se utilizan frases cortas dónde se evitan las descripciones a no ser que sea un punto de referencia importante dónde se va a desencadenar la historia.
- Estructura: aunque sigue el esquema clásico de inicio, nudo y desenlace, no es rígida nos permite jugar con ella, invertirla, darle forma de figura geométrica en su presentación.....
- Personajes: no se pueden describir, nos los tenemos que imaginar como son por las cosas que realizan.
- El final o desenlace: es otro de los elementos que nos permite innovar, existe gran variedad de ellos entre los que destacan :
- final sorpresa : es aquel que no esperamos.
- final circular: termina igual que empieza
- final abierto: es el propio lector el que tiene que construirlo
- final redondo: es aquel que es predecible y conforma al lector
Fernando Molero es autor de dos novelas
aunque es conocido sobre todo por sus relatos breves, de los que ha
escrito casi un centenar. Os dejo uno de ellos.
DIFERENCIAS
IRRECONCILIABLES
Cinco
años de noviazgo y seis de matrimonio avalaban la estabilidad
sentimental
de
Otilia y Desiderio. Sus amigos hablaban de ellos como el ejemplo a
seguir; los
consideraban
la pareja perfecta. Nadie conocía, sin embargo, los pequeños
detalles que
amenazaban
su convivencia.
Otilia
siempre presionaba el tubo de dentrífico por el centro, y eso sacaba
de quicio
a
Desiderio que, metódico para según qué cosas, gustaba sacarla
desde la base. Culpable
era
Desiderio de olvidar la tapa del váter levantada cada vez que
orinaba. La sensación
de
asco que sentía Otilia cuando por descuido o prisa posaba sus nalgas
en la porcelana
húmeda
sólo era comparable al enfado que le provocaba que él dejara la
ropa tirada por el
suelo
después de ducharse. Cuando le reconvenía por lo que ella
consideraba una total
falta
de respeto, Desiderio se disculpaba arguyendo que así lo había
maleducado su
madre
y que, aún siendo consciente de que era un mal hábito, no acababa
de
acostumbrarse,
pero que ella no cuidaba la disposición de las toallas en los
toalleros y
además
atascaba de pelos la bañera los días en que se lavaba la cabeza. A
Otilia no le
faltaban
recursos defensivos y contraatacaba entonces; le decía que él no
limpiaba bien el
lavabo
tras el afeitado o era remiso a utilizar la escobilla para eliminar
las feas huellas de
sus
heces en el profundo abismo del váter.
El
día que Otilia se cansó de ver las medias lunas de sus uñas
asediando el
tragadero
del lavabo y de que no repusiera nunca el rollo de papel higiénico y
Desiderio
de
cerrar los botes de gel y champú que ella olvidaba abiertos como si
fuera a volver a
enjabonarse
una vez que ya había terminado, pusieron fin a su matrimonio.
A
sus amigos simplemente les dijeron que todo se había acabado y ante
el juez en
que
ratificaron su disposición a separarse, alegaron diferencias
irreconciliables.
Fernando
Molero Campos
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