Nuestra lectura del mes de julio en
el club nos ha regalado una historia que trasciende generaciones, fronteras y
tiempos con la novela En tiempo de prodigios, de Marta Rivera de la Cruz,
donde las emociones cotidianas conviven con los grandes acontecimientos de la
historia del siglo XX.
Desde sus primeras páginas, la
novela se bifurca en dos historias que avanzan en paralelo: la de Cecilia,
una mujer marcada por la reciente muerte de su madre, y la de un grupo
de personajes cuyas vidas se entrelazan con los acontecimientos más oscuros y
fascinantes de la Europa de posguerra.
El duelo de Cecilia,
narrado con una sensibilidad serena, aporta un toque autobiográfico que
sentimos muy presente. Su proceso de pérdida, confusión y reconstrucción
personal se convierte en un espacio íntimo muy presente en gran parte de la
novela. Marta Rivera de la Cruz explora ese lugar frágil donde se entrecruzan
el dolor y la esperanza.
Pero lo verdaderamente interesante
ocurre cuando Cecilia conoce a Silvio Rendón, un anciano culto, elegante
y reservado, que va contando su historia con fotografía antiguas en cada una de las visitas que recibe de Cecilia.
Es en ese contexto donde surge la segunda historia, una que se despliega con
fuerza narrativa y emocional.
Silvio le cuenta a Cecilia la
historia de su amigo Zachary West, un amigo de la familia. que cada cierto
tiempo visita el pueblo de Ribanova. Zachary es un hombre íntegro,
comprometido, lleno de inteligencia y lucidez, que decidió implicarse en la
historia de su tiempo sin renunciar a sus principios. A través de él, la novela
se adentra en temas como la Operación Ratline, la red clandestina que
ayudó a escapar a criminales nazis hacia América Latina tras la guerra, y el
oscuro entramado político que rodeó esa operación.
Pero uno de los elementos más
hermosos y conmovedores del libro es la amistad entre Silvio y Elijah, afroamericano
hijo adoptivo de Zachary, que conoce en sus años de juventud. Su relación,
basada en la admiración mutua, la lealtad y el descubrimiento compartido del
mundo, trasciende cualquier barrera social, cultural o racial. Gracias a
esta amistad, Silvio conoce, a muy temprana edad, un mundo de sofisticación y
lujo: viajan juntos por las grandes ciudades europeas de entreguerras —París,
Viena, Polonia— compartiendo cenas, música, conversaciones y vivencias que
marcarán para siempre al joven Silvio.
Esta historia de amistad y
aprendizaje es uno de los hilos más luminosos del relato, y una celebración
del vínculo humano por encima de cualquier prejuicio.
Además de las vidas personales de
sus personajes, En tiempo de prodigios aborda grandes temas
universales: el poder de la memoria, el legado del pasado, la culpa y el
perdón, el racismo, el exilio, la fragilidad de la identidad. Y lo hace sin
abandonar un estilo narrativo limpio, elegante y lleno de sensibilidad.
Una vez más hemos podido vivir: historias como puentes entre generaciones; las
casas como espacios donde la memoria se conserva; el viaje como metáfora de
transformación; el tiempo como custodio de los secretos.
Todos los personajes están
trazados con una humanidad entrañable. Cecilia representa el presente que busca
comprender; Silvio, el guardián de la memoria; Zachary transformador de vidas;
Elijah, la belleza del alma libre y la riqueza de la cultura compartida. Cada
uno de ellos permanece con nosotros después de cerrar el libro.
En tiempo de prodigios es
una novela que nos recuerda que la historia personal y la historia colectiva
están profundamente entrelazadas. Que hay heridas que solo se curan cuando se
cuentan. Y que, a veces, incluso en medio del dolor o la incertidumbre, la vida
todavía puede regalarnos prodigios.
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Marta Rivera de la Cruz |
El que no sabe prescindir de los placeres es tan imbécil
como el que se muestra incapaz de valorarlos.
En tiempo de prodigios