Su padre, el rey de Sicilia, se
encuentra en grave peligro y precisa de esa alianza. Aunque de nada sirve
porque al poco, Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia, invade
el reino y le asesina.
Al coronarse rey de Aragón, Pedro
III, le promete que vengará a su padre y recuperará el reino del que ella es
heredera.
Con ello, Pedro, considerado un rey débil, se
enfrenta a los tres mayores poderes del siglo XIII: Francia, el papa Martín IV
y Carlos de Anjou, convertido en emperador Mediterráneo. La obra, a medio
camino entre la crónica histórica y la novela épica, refleja un conocimiento
profundo del contexto político del Mediterráneo medieval nos traslada a una
Europa dividida y en continua lucha entre los Hohenstaufen, el papado y la
monarquía francesa.
Molist nos presenta una obra dividida en seis
partes, con capítulos cortos que agilizan la narración otorgando un enfoque
más íntimo al texto al utilizar la primera persona desde la voz femenina de
Constanza.
El libro no sólo nos invita a contemplar el
tablero geopolítico del Mediterráneo medieval, sino también a escuchar las
voces de quienes rara vez figuran como protagonistas en los libros de historia:
mujeres, hijos bastardos, nodrizas, diplomáticos y guerreros de frontera. Entre
estos últimos, hemos destacado la figura
de los almogávares: soldados mercenarios, rústicos, feroces, , que se
convirtieron en el brazo armado de la expansión aragonesa.
Durante nuestra reunión debatimos sobre el papel
del amor frente al deber, la posición de la mujer medieval, y la manipulación
del poder eclesiástico.
Como toda obra
ambiciosa, también mereció, en nuestra reunión, una mirada crítica que permitió
valorar no solo sus aciertos, sino también las áreas donde podría mejorar.
En el caso de los protagonistas tanto Constanza
como Pedro III están tratados con una notable simpatía pero se los retrata como
figuras casi ejemplares desde el inicio, lo que en ocasiones limita su
evolución dramática.
También algunos diálogos presentan giros o
expresiones que suenan demasiado modernas para los personajes y el contexto así
como algunos diálogos anacrónicos.
Otro de los aspectos que destacamos es el estilo
narrativo en la primera mitad de la obra, que incurre en ciertos ciclos
repetitivos ralentizando el ritmo
y la tensión narrativa.
No
faltaron las reflexiones sobre el modo en que Molist combina historia y ficción
para revivir personajes como Juan de Prócida, Fernán Sánchez de Castro o Roger
de Lauria, pero a los que el autor, desde nuestro punto de vista, debería de
haber desarrollado más dada su relevancia histórica.
Con estas observaciones no quisimos restan valor a la
novela que sin duda merece la pena ser leída pues la novela histórica sigue siendo una poderosa
herramienta para comprender el pasado e instruirnos sobre los hechos
acontecidos.
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